La pureza del loto

Otro atributo del loto que se presta para el simbolismo budista es que crece y florece en agua fangosa; y, sin embargo, sus flores son puras y hermosas. Del mismo modo, la naturaleza de Buda, pura y hermosa, irrumpe en la vida de las personas anónimas y corrientes, pese a sus ilusiones y deseos. El capítulo decimoquinto del Sutra del loto, titulado “Irrumpir de la tierra”, describe a los que abrazan la Ley Mística y afirma que “no se dejan ensuciar por las cuestiones mundanas/ tal como la flor del loto en el agua impura”.Este concepto alude a una de las inquietudes cardinales del budismo.

La existencia humana suele verse como un turbio remolino de deseos, impulsos e inclinaciones que dan origen a toda suerte de sufrimientos y vicios. Las personas dominadas exclusivamente por sus deseos e impulsos no pueden disfrutar de su verdadera identidad ni experimentar la libertad auténtica. En cambio, siempre están a merced de las circunstancias cambiantes. Por tal razón, algunas enseñanzas religiosas sostienen que la única vía hacia la salvación yace en erradicar los deseos.

El deseo es una función intrínseca de la vida. En última instancia, no puede extinguirse el deseo sin que se extinga la vida. Pero la función innata del deseo, en nuestra vida individual, debe verse como una actividad neutral; tiene el potencial de perjudicar y de beneficiar la existencia humana. Así pues, más que suprimir nuestros deseos, la verdadera pregunta es cómo controlarlos y dirigirlos para que engrandezcan las virtudes del ser humano.

Aquí interviene el budismo. De acuerdo con las enseñanzas budistas, en cuanto uno activa el supremo estado de Budeidad inherente a su propio ser, encauza sus deseos y los dirige hacia el fortalecimiento, el desarrollo y la iluminación. Si, en cambio, damos rienda suelta a nuestros apetitos sin orientarlos primero desde un estado de vida elevado, sólo actuarán destructivamente, nos ocasionarán angustia y, acaso, pondrán en jaque la continuidad de nuestra existencia.

El significado del budismo yace en descubrir la naturaleza de Buda en todos los seres y establecer un método empírico para hacerla aflorar, de tal forma que los seres humanos puedan dotar de profundo sentido a su vida. Estas dos características son especialmente relevantes para la civilización moderna, que lleva largo tiempo estancada en una suerte de ciénaga espiritual. Podemos escapar de ese pantano activando y haciendo surgir el supremo potencial humano que tenemos a nuestra disposición y que forma parte de nuestros recursos. Los deseos, debidamente canalizados, pueden alimentar y mantener vivo nuestro proceso de desarrollo espiritual. Pero mal encauzados pueden ser un factor de riesgo para el hombre.

Extracto de: «Develando los misterios del nacimiento y la muerte …y lo que sucede en el transcurso»-
por Daisaku Ikeda